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César Montes ha vivido por segunda vez en España el trago amargo del descenso. Hace un año le pasó con el Espanyol, ahora le ha tocado padecerlo con el Almería. Una situación muy delicada, pero esta vez es todavía más duro para todos los jugadores del equipo andaluz porque tienen todavía cinco partidos por delante para finalizar la temporada, cinco partidos que van a ser un auténtico martirio porque ya sólo se juegan el honor y el respeto que le deben a la afición, al club y también a ellos mismos.

Montes y el resto de sus compañeros ya manifestaron la intención de ir a muerte en esta recta final de temporada a pesar de lo sucedido. El central, además, quiere seguir demostrando que lo del inicio de temporada fue una accidente y dejar en la retina de los aficionados su mejor versión, la de ese central con jerarquía, un fabuloso juego aéreo y muy rápido al corte.

Y enfrente va a tener rivales durísimos, como son el Rayo Vallecano, el Betis, el Mallorca de Javier Aguirre, el Cádiz y el Barcelona, rival al que recibirán en casa y al que querrán ganar para darle una alegría a la afición.

Jugar a tope

César, igual que ha pasado con el resto de sus compañeros, ha pasado un año durísimo en el que no les ha salido nada, pero ahora tiene que afrontar estos cinco encuentros como si todavía estuviera la permanencia en juego. Lo contrario sería un error. Los futbolistas lo saben y pondran toda la carne en el asador. Montes, el primero. Ahora el único objetivo es acabar lo mejor posible, ya que su futuro, pase lo que pase, se tendrá que resolver más adelante.

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